jueves, 21 de septiembre de 2017

Moonlight (Claro de luna) (07/2017)






Magaly Vera

Barry Jenkins (Liberty City, Miami, 1979), afroamericano, conocedor de la vida en los suburbios con una vida llena de similitudes a la de Chiron, su personaje principal. Lo que le permite mostrarnos un ángulo diferente de la vida, con mucha dureza pero a la vez con  esperanza. Develando como uno sobrevive en un submundo (un Miami que jamás fue presentado en cine), con extraños mecanismos de defensa para no morir en el intento de vivir feliz.

La historia
La historia gira en torno a la vida de Chiron, desde su niñez hasta su etapa adulta. Dividida en tres capítulos: infancia (little), adolescencia (Chiron) y adultez (black). Es decir, es lineal con ciertos flashes back que no pretenden explicar nada pero llenan esos vacios que se crea entre etapa y etapa. Asimismo se puede evidenciar que el personaje afroamericano, pobre, con madre adicta y padre ausente, afronta los mismos problemas que toda persona en cualquier parte del mundo, no necesariamente Miami: salir de la miseria y definir su identidad sexual para poder desempeñar bien el papel asignado a uno.

Puesta en escena
Little


La película se inicia con un día cualquiera de Juan, interpretado magistralmente por Mahershala Ali, quien es el líder traficante de drogas. Es en ese momento que aparece Chiron huyendo de sus compañeros de clase quienes iban a someterlo a  bullyng.  Esa escena es clave ya que la presencia de Juan marca un hito en su vida, no solo porque lo salva de ese castigo y enclaustramiento; sino porque reemplazará a su padre. Hasta el nombre elegido para este mentor  no es casual: Juan,  el apóstol más querido por Jesús, y al igual que este Juan, es quien enseña y no juzga jamás.
Conocedor de la paupérrima vida de su pupilo es quien le muestra el otro lado de vivir: simplemente disfrutar de lo que a uno le toque. Reflejada en la  escena en la que le cuenta como orientó su vida y le dice la plegaría que lo marca para siempre: “hay actos que definen tu vida y solo uno es quien decide que actos realizar. No puedes dejar que nadie tome esa decisión por ti”. Le cuenta que al igual que él, solía correr como loco por las playas de Cuba, hasta que una anciana lo para y le dice “andas corriendo bajo toda esa luz. A la luz de la luna todos los niños negros parecen azules”. Frase que resume que todos somos iguales ante el mar que es el morir y que además redime el papel de los negros en esta tierra: “fuimos los primeros habitantes”. No en vano sus actores son todos negros y el azul es la uniformidad y mimetización de todo ser humano con el mar. De alguna manera intenta reflejar el drama que los afros viven no sólo en Norteamérica. 

Tampoco es casual que sea luz de luna, el título de la película ya que notamos que  tanto el mar como la luna no son solo el telón de fondo, sino que marcan los enfoques del director. Es esa tenue luz que se divisa a lo lejos, pero que sin embargo ilumina todo. Esa penumbra es la que inunda todo, pero no como un halo de maldad, sino como forma de ver. El simbolismo que usa en cada toma es fascinante porque deja al espectador, la tarea de develar que quiso decirnos. Como esa escena en la que Juan le enseña a Chiron a nadar, a dar brazadas que es cómo afrontar el morir o el vivir.

El tema de la identidad está presente en este capítulo bajo la pregunta “¿Qué es puto?”. No, no hay respuestas, solo las que el tiempo da. Y me parece acertada ya que no pretende explicar ni científica ni sociológicamente porque hay gays. Simplemente uno debe aceptarse como es.

Chiron


El tema de la identidad sexual de Chiron es tratado con mucha sutileza por el director con tomas muy sugerentes en la playa. No hay escenas de sexo explícito, como sí de violencia por el acoso al que es sometido Chiron por esa opción que aun no identifica, pero que intuye.

Nuevamente aparece el otro actor: la inmensidad del mar como trasfondo y la luna. Que es la forma como miramos nuestra oscuridad, nuestros temores. Y es ahí donde Chiron dice llorar a diario y maldecir la vida que le toco. Es bajo ese claro de luna donde  conoce el amor.
Fue su mentor quien le enseñó que su futuro era decisión suya y vemos como elige no ser más la víctima, lo que le cuesta su libertad y el descubrir que es la apariencia lo que puede más, que el demostrar el amor que supuestamente está vetado para los gays en ese colegio.

Black


Entre capítulo y capítulo hay cortes bruscos, que no necesitan ser mostrados. No se nos dice nada de la muerte de Juan, tampoco es necesario: era traficante. Tampoco se nos dice nada del radical cambio de apariencia de Chiron: del tipo delgado y dulce, al fornido y lleno de cábalas que muestran una fortaleza física y opulencia económica por seguir los pasos de Juan. Pero solo en apariencia ya que solo al final, nos enteramos que pese a esa coraza, se mantuvo puro, incólume y frágil frente al amor.

El final es abierto como la vida misma. No sabemos si Kevin volverá con Chirón pese a que la vida con su esposa le ha dado la estabilidad que buscaba y pese a la escasez de dinero. Y es que así es la vida donde son los actos los que definen el futuro incierto y es uno quien elige como vivirla.

La música es otro de los aciertos del director: de música clásica a violines, a pianos hasta rancheras como el Cucurrucucu paloma de Tomás Méndez que al solo escucharla, te remite a lo que dice Chiron: “lloro tanto que siento que a veces me volveré gotas”.

El título de este capítulo es contundente: Black. Kevin le pregunta ¿Quién eres Chiron? Y solo responde “yo soy yo”. Un black, no pretende ser más. Es lo que le tocó.

Quizás por esa simpleza de ver la vida, con esa mirada de afroamericano, en donde el solo hecho de ser afro en un país norteamericano, ser gay y además pobre ya es toda una odisea. Aún así, vale la pena vivir aunque sea para ser feliz por momentos es lo que le ha valido el Oscar a esta película. 


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