martes, 10 de octubre de 2017

La hora final (23/09/2017)



Magaly Vera

De Eduardo Mendoza de Echave (Lima, 1975) hemos sido testigos de su crecimiento cinematográfico: con un “Mañana te cuento”(2005) donde nos entrega una comedia de iniciación sexual  al estilo americano, que si bien suscito gran asistencia, fue por el exceso de carne expuesta en actrices/modelos que en ese momento generaban morbo: Melania Urbina ya había filmado “Django”(2002) y Angie Jibaja siempre concita interés por ser mediática; seguida de un “Mañana te cuento 2” (2008) que al parecer quiso emular el éxito anterior pero la trama no ayudó mucho porque uno encuentra a los mismos actores, pero ya en otra edad y con otras metas en su vida; a dramas fallidas como “Bolero de noche”(2011) donde pese a tener extraordinarios actores como Giovanni Ciccia y Leonardo Torres Vidal, no logra empatía con el público por ser extremadamente lenta y mostrar un tema bastante desgastado: hacer pacto con el diablo para conseguir éxito y salir de una vida apática. De ahí nos regaló “El evangelio de la carne” (2013), considerada como una de las mejores películas peruanas que se ha visto hasta el momento, debido a que combina magistralmente drama y acción en tres historias corales, todas ligadas únicamente por la fe en un milagro: la de Gamarra, un policía que intenta salvar a la mujer que ama de la inevitable muerte a la que lleva un cáncer; la de Félix, un chofer de bus que intenta redimirse tras matar a varios cuando manejaba ebrio, dejándoles dinero ilícito a sus adeudos e intentar vanamente ingresar a la hermandad del Señor de los Milagros; y la de Narciso, un líder de la trinchera crema que espera salvar a su hermano menor de la cárcel . Logrando la intersección de las mismas en momentos claves que no interfieren una con otra, más bien retroalimentan la información que nos va dando de a pocos con los flash back de seis meses antes de. De las tomas que muestran, no necesitan ni ser relatadas, estupendo primer plano del tatuaje del Señor de los Milagros en todo el dorso de Félix o la de Gamarra cargando a su esposa en plena procesión. Con un final abierto preciso.

Esta película, no podía ser inferior.

La historia

La historia gira en torno a la captura del cabecilla del PCP-Sendero Luminoso, Abimael Guzmán. Personaje que por varios años había logrado escabullírsele a la policía. Pero es la pericia, constancia y paciencia del Grupo especial de Inteligencia (GEIN), un grupo al que el Perú desconocía debido a que solo se nos mantenía informado por una prensa comprada, que nos daba información “clasificada”, mostrándonos otro panorama y otro líder en esa captura.

Esta película redime a este equipo, al que debemos el retorno de nuestra paz ya que cerraron un siglo de terror.

Es en esa captura que se entrelazan historias paralelas, la de Gabriela Coronado (Nidia Bermejo) y la de Carlos Zambrano (Pietro Sibille), cada uno de ellos con cargas familiares que deben de solucionar y que los hacen flanco fácil del Servicio de inteligencia (SIN), de los terroristas y que genera sospechas hasta de su mismo equipo de trabajo.

Puesta en escena


La película está ambientada en la Lima de los 90, cuando gobernaba Alberto Fujimori y  era común denominador: las bombas, los apagones, los coches bomba, los toques de queda etc. Es cuando ese líder está convencido que su guerra es exitosa y se traslada de la sierra a la capital. Mendoza centra la historia en ese lapso de tiempo pero sobretodo en el trabajo de inteligencia de este grupo que sigue las pistas que va dejando a su paso Abimael. Infaltable la presentación del video “Zorba el Griego” donde Abimael muestra su rostro por primera vez avejentado por el ineludible tiempo, y el diagrama de flujo en las paredes plagadas con fotos de los sospechosos  que permiten conseguir el hilo conductor que los guía a la caza de su presa. Siendo uno de ellos la del Director del Instituto pre universitario César Vallejo.

No se nos dice pero deja en claro a los niveles a los que llega un dictador solo para mostrar su poderío.  Y no es porque Mendoza nos ofrezca una película antifujimorista, sino porque muestra la escasez de logística: caso de los walkie-talkie y apenas dos autos que comparten también con el  SIN, el otro grupo que pese a contar con mayor presupuesto, no lograba más que expandir el terror por el sistema operativo que utilizaba que en nada se diferenciaba de los de sendero. Ver la sala de tortura y a Gabriela colgada, nos ratifica ese accionar.

No era necesario decir que era un grupo marginal para el gobierno, hasta un estorbo. Lo que se desprende de las constantes amenazas de cerrar ese equipo por no tener resultados inmediatos. Eso explica también porque fue un grupo que trabajaba subrepticiamente, a espaldas del SIN y del gobierno ya que apenas lograban una captura importante, este era exhibido como trofeo que lamentablemente delataba las pistas seguidas, y por ende entorpecían su avance al volver todo su trabajo a fojas cero. Las tomas en tonos grisáceos y hasta el edificio donde labora este grupo con pasadizos largos evocando los lugares kafkianos recrean la burocracia que imperaba. No necesitó ser redundante en explicarlo, esas imágenes hablaban solas: elongaciones de un periodo nefasto. Tampoco necesitó hacer tomas de huidas al estilo americano, ya que primo el trabajo de inteligencia del comisario Bernales y la pericia de su equipo para transformarse en vecinos, pareja de enamorados, basureros etc. Un extraordinario Toño Vega. Para los que somos peruanos sabemos que es el papel que en vida desempeño Benedicto Jiménez, ahora preso pero que nadie le quita el extraordinario papel que jugó en esa captura.

La película no pretende ser copia fiel a la realidad ya que caería en testimonio, pero recrea ese periodo y nos lo muestra a través de sus personajes y sus luchas internas: Vemos un Zambrano tratando de ganarse el afecto de su hijo y la de Gabriela, enfrentada entre sí, entre hacer lo correcto y apresar a su hermano terrorista, o ayudarlo a huir de su inexcusable fin. Solo al final veremos cuál es su decisión. Supongo que estamos tan acostumbrados ver a héroes tipo Marvel, que estos héroes no encajan en ese estereotipo por ser simples humanos.

La historia de amor que nació en este escenario, la del agente Gaviota  y Ardilla, es tomado solo en parte, pero deja al espectador la duda de saber que paso después de. Así que no es casual cuando ambos personajes dejar fluir sus frustraciones a través de una escena de sexo. Deja abierta esa historia que nace sublimemente. Hasta en la dosificación de mostrar ese amor fue calculado.

No ahonda mucho en la psicología de Abimael, pero si lo pinta como un ser endiosado, del que nada se sabe, ni su rostro, pero sí de su capacidad de camuflaje y de liderazgo indiscutible que al verse descubierto, se debilita y al caer este Dios, el resto cae por efecto dominó.


Las críticas han sido duras con Mendoza: que si no muestra la realidad, que si no es creativo etc. Olvidan que es una película, en donde hasta los perros podían hablar si al director le daba la gana, pero obviamente si formaban parte de un mundo creíble. Y considero que sí logro recrear una Lima decaída, apática, pero con derecho a un happy end que el Perú necesitaba en ese momento. 




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