miércoles, 21 de septiembre de 2016

Sobre la provincialización de San Juan de Lurigancho (09/05/12)

Elmer García Álamo

El tema es complejo y polémico, pero por asuntos técnicos, políticos, culturales y sociales; mi posición que coincide en gran medida con otros especialistas, es que los bien intencionados esfuerzos de los que promueven la provincialización de SJL, están equivocados. No le conviene a SJL, sería perjudicial.

Con las limitaciones que conlleva un argumento breve, ensayo algunas razones:

·         Rompe la unidad territorial-geográfica, porque más adelante sería complejo reconstruir alianzas y mancomunidades de cada pequeño gobierno para consensuar problemas comunes. Es decir, habrá desarrollo disparejo entre los futuros distritos (ejemplo: te imaginas la Av. las Flores, una parte con buena pista y otra con huecos porque uno es más pobre o conflictivo que otro).
·         Rompe la unidad histórica y cultural, tenemos un legado del pasado donde los Ruricancho ocuparon este lugar como una sola cultura, después vino un mismo sistema económico y social de las haciendas, y después los provincianos hemos conquistado y construido una sola ciudad. Con la provincia los niños y jóvenes buscarán un orgullo de cada distrito y ya no del conjunto.
·         Rompe la unidad política, porque las organizaciones sociales, económicas  y los gobiernos ya no funcionarán bajo una sola estructura, serán disparejos: unos más fuertes y otros débiles. Y por lo mismo unos distritos serán más pobres que otros. Rompe también la continuidad urbana de Lima y pasaríamos a “pelear” las finanzas con Lima Provincias que tienen un carácter distinto (son agroindustriales y rurales: Canta, Cañete, Huacho, Barranca, Huarochirí y ellos obviamente tienen prioridad). No negociaremos en Lima sino en esas provincias.

Es posible que provincializar tenga algunas ventajas, se arguye que se tendría más recursos por transferencias del Estado. Pero ¿cómo se financiará toda la burocracia que se debe implementar para cada municipalidad distrital? ¿Cuánto quedaría para inversión al desarrollo aparte de los servicios y el gasto corriente?

El mundo tiende a la descentralización del poder del Estado y al mismo tiempo a la centralización de políticas públicas. Los Ministerios van transfiriendo sus funciones a los Gobiernos Regionales y Locales. El problema de gobernar Lima es que se ha atomizado en más de 40 distritos, con su montón de autoridades, limitando los consensos, por eso ya se están configurando las Lima Norte, Lima Sur, Lima Este (posiblemente quede SJL como Lima Nor Este, por su tamaño en territorio y en población, lo cual en sí mismo es una fortaleza o poder que perderíamos dividiéndola). Dividir a SJL es dividir más a Lima, al revés de lo que ocurre en las grandes ciudades del mundo, tienen una sola autoridad, un solo gobernante. Sólo SJL tendría 4 o 5 gobernantes: uno provincial, y no menos de 3 distritales, más un montón de regidores casi sólo “pintados” (y es que la Ley de Municipalidades los limita). Rico potaje para los caudillos.

La viabilidad política limpia de la provincialización es casi nula, pues en el Congreso predomina el criterio de la descentralización como política de Estado y recién tiene 10 años. Lo que había sido planteado ya por José Carlos Mariátegui, Victor Raúl Haya de la Torre y otros pensadores del Perú. De modo que los provincializadores no revolucionan nada, más bien involucionan en la mala historia centralista, a tiempo del “divide y reinarás”. Además sus argumentos no saldrían con buena nota ante las exigencias técnicas del organismo que corresponde a la Presidencia del Consejo de Ministros, que están ocupados en mejores asuntos. Las anteriores gestiones han fracasado, felizmente, pues casi les liga por presiones políticas y demagógicas en el gobierno aprista y por sus propias contradicciones de figuretis, incluyendo al alcalde Burgos y AGP (se saltaron los rigores técnicos y el debido proceso administrativo, o sea pisando y saltando la Ley). Sus promotores están en huasha huacta, y ojalá regresen a la lucidez para el desarrollo, pero siempre están con la estrategia del lobby.

Se podría decir más, pero habría que tener todos los elementos a la mano que se subordinan al sentido común y al buen sentido político hacia el desarrollo que, creo compartimos los líderes y opinión pública.

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